Los síntomas del abandono emocional

Por Lucila Moro

Como adultos, muchos aspectos de nuestra personalidad pueden surgir de lo que vivimos durante nuestra infancia. 

Para analizar cómo se construye la personalidad, es necesario analizar dos conceptos importantes: Identidad, considerada como el conjunto de rasgos propios de un individuo, una familia o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás. Y la identidad, como la conciencia que una persona o colectividad tiene de ser ella misma y distinta a las demás.

Ciertos acontecimientos traumáticos, la violencia, el abuso y el abandono son puntos de inflexión en la construcción de una persona. A veces sucede que la comprensión de lo que hemos vivido no llega hasta más tarde. 

Cuando se trata de negligencia emocional, caracterizada por la falta de reconocimiento, minimización e invisibilidad de las necesidades emocionales del niño, un signo puede ayudar a encontrar respuestas: la necesidad de sentirse a salvo por el otro.

La salud emocional es tan importante como la física. El bienestar de los pequeños en el plano mental también es una meta que debe buscarse y los padres deben trabajar para garantizarla en los más pequeños. De esta forma se prevendrán problemas de índole mental y, de paso, se aprenderá cómo cuidarse a uno mismo, garantizando un entorno propicio para la crianza y el desarrollo de los hijos.

En este sentido, hay una serie de claves para una buena salud emocional. Algo muy importante en tanto que garantiza un binomio indivisible junto con bienestar físico. Y es que hay que ser conscientes de que una serie de emociones negativas puede producir un empeoramiento en la salud física, surgiendo problemas en su día a día, y en diversas ocasiones.  

Las emociones negativas no se producen solo en los adultos, sino también en los más pequeños, pero el problema se da cuando esas emociones tienen un gran impacto en los niños y adolescentes. 

Ellos necesitan que alguien los escuche, validen sus sentimientos, tengan expectativas apropiadas para su edad y necesitan que los adultos que los rodean, los guíen a través de los desafíos que enfrentan a medida que se desarrollan.

¿Se sienten preocupados verdad?

La falta de afecto y apoyo, la indiferencia, la indisponibilidad o el aislamiento pueden ser signos de abandono emocional. 

Una respuesta a estas fallas, puede manifestarse como la necesidad de estar a salvo. Tarde o temprano, nos sentimos cansados de estar siempre «fuertes», de permanecer hiper independientes, de dar, pero no recibir… 

Así que tiene sentido que empecemos a querer que alguien venga a salvarnos. 

Esta reacción es una respuesta a “una profunda necesidad de conexión y pertenencia, una necesidad de sentirnos amados y cuidados”, probablemente porque carecíamos de estos sentimientos cuando éramos más jóvenes. 

Las personas rara vez quieren ser ayudadas, porque no pueden hacer las cosas por sí mismas o porque no están motivados. A menudo quieren ser valorados para sentirse dignos de ser considerados.

El 50% de los trastornos mentales empieza a los 14 años o antes, pero la mayor parte de los casos no se detectan ni se tratan. La depresión es una de las principales causas de enfermedad y discapacidad entre adolescentes a nivel mundial. 

Los trastornos mentales representan el 16% de la carga mundial de enfermedades y lesiones en las personas de edades comprendidas entre 10 y 19 años.

Las causas más habituales de la falta de salud emocional en los niños y adolescentes suelen ser las siguientes:

  • Problemas de carácter. Pueden ser de diverso tipo como tener un carácter fuerte, ser muy introvertido, sentir inseguridad o tener un problema de atención.
  • Problemas del entorno de los niños y adolescentes. En este caso se trata de ambientes o circunstancias que afectan de forma negativa al niño o niña. Por ejemplo, puede que viva situaciones de violencia en su hogar o que pase por situaciones límite como el caso de los niños y niñas que viven en zonas de conflictos. Además, puede darse el supuesto de niños o niñas que sufran acoso escolar, por ejemplo.

En todos estos casos, la salud emocional del niño o niña se puede ver alterada de manera que pueden aparecer problemas como:

  • Depresión. Se puede deber a distintas causas y puede producir una bajada del rendimiento escolar o afectar a las relaciones del niño o niña con otras personas.   
  • Ira. Se produce en casos en los que los niños y adolescentes son capaces de aceptar reglas y se refleja mediante el enfado y la agresividad.                   
  • Fobias. Son miedos excesivos hacia determinadas cosas o situaciones. Por ejemplo, una fobia a los perros o a los insectos.                    
  • Ansiedad. La ansiedad que se produce de forma excesiva puede dar lugar a nerviosismo y a alteraciones en la conducta.

Quieren cuidar la salud emocional de sus hijos e hijas puedes realizar acciones como las siguientes:

  • Den muestras de cariño. Es fundamental, para el buen desarrollo emocional de ELLOS, que sientan el cariño de sus padres. No basta con palabras, debe haber gestos, abrazos, besos.
  • Enséñenles a entender sus emociones. En ocasiones los niños y niñas sienten rabia o miedo y no son capaces de entender por qué. Reflexionen con ellos para que sepan la emoción que sienten, le den nombre y aprendan a gestionarla.
  • Ayúdenles a desarrollar su inteligencia emocional. Es la capacidad de entender las propias emociones y las de otras personas. Se puede fomentar con libros, por ejemplo, para que se comprendan qué sienten las personas en situaciones complicadas, de forma que se pongan en su lugar.
  • Establezcan límites. Aunque es fundamental entender las emociones que sienten nuestros, también lo es ponerles límites y decirles que NO.
  • Escúchenlos. Ellos tienen sus propias opiniones y es esencial escucharlos de forma activa. Fíjese lo que dicen, en cómo lo dicen y háganle preguntas para que se sientan escuchados y comprendidos.
  • Estén atentos a los cambios de comportamiento. Debemos partir de que un niño o adolescente no nos va a avisar de que tiene baja autoestima, por ejemplo. Es importante ver las señales de que puede existir un problema con tu hijo. Obsérvenlos y hablen con sus maestros, profesores y si les informa sobre algún cambio de comportamiento, estén alerta para ver a qué se debe.
  • Fíjense en las señales físicas. Los problemas de salud emocional suelen ir acompañados de síntomas físicos como las taquicardias, las náuseas o la tensión muscular.
  • Manténganse en calma. Aunque es complicado, a veces, es esencial mantener la calma y evitar gritar a los niños. Intenten empatizar con ellos, ser firme y no ponerse nerviosos.

Una de las mejores maneras de cuidar la salud emocional de nuestros hijos e hijas es pasar tiempo con ellos. Disfrutar de ellos, pasear, jueguen, léanles… Lo que más apreciarán es tu compañía.

En el caso en que lo consideren oportuno, pueden acudir a un psicólogo con tu hijo o hija para que les ayude a controlar sus sentimientos y a desarrollar su inteligencia emocional.

Si trabajan en crear ambientes en los que tus hijos se sientan cómodos, generarán confianza, de manera que si tienen un problema se lo contarán para que los ayudes.

Entro a Google y me agoto antes de empezar a leer, cuanto advierto la cantidad de psicólogos sociales que trataron y aún tratan el tema de la identidad y que además acuñaron sus propias reglas para definir ese conjunto de ideas y hechos que determinan quiénes somos. La identidad es lo que dice quién soy; son nuestras raíces, algo que viene con cada uno de nosotros, pero también es una construcción.

Y concluyo que todos somos conscientes de que un niño o adolescente comprendidos, escuchados y contenidos son más sanos y felices.                        

Publicado por Juana Manuela

Empresa destinada a la publicación de textos de difernetes géneros literarios, como así también a la difusión de nuestra cultura latinoamericana.

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