EL HALLAZGO DE LA ROSA

Por Jorge Triviño Rincón

«Las rosas nos acompañan desde el nacimiento hasta el trascendental instante de nuestra partida de este mundo».

Contaba el autor e intérprete Leonardo Favio, en la celebración de sus treinta y tres años de vida artística, que su carrera musical dio un vuelco con el encuentro con su canción: Oh quizás simplemente te regale una rosa, pues, había buscado con sus composiciones anteriores llegar al público, pero le había sido imposible.

Decía, además, que veía pasar a su paisano Leo Dan en su carro, pero que él no envidiaba que tuviera un automotor, sino la capacidad de llegar a la gente con sus canciones sencillas.

Cuenta, también, que una mañana se despertó pensando en la canción y tarareándola. Tiempo después, cuando la hubo grabado, la oyó tocar en la guitarra de un soldado, y entendió que había encontrado la llave que le abriría las puertas de los corazones del mundo entero. Había descubierto la forma más elemental de llegar al público con sus composiciones.

Agrega el cantor que —sin la menor duda—, cuando él partiera de este mundo dirían: “Se fue el de la rosa”. Yo siempre le recordaré con estas elementales palabras.

Leonardo Favio había hallado La rosa: la armonía plena, la sencillez y la belleza en unos compases que hablaban al alma de los escuchas y que les hicieron enamorar de sus composiciones, por simples, por tener el perfume del sincero sentir.

Analizando este acontecimiento, que vino a revelar a su audiencia tiempo después, concluimos, que tal vez el éxito en nuestro devenir por la vida consiste solamente en encontrar en el momento justo, esa sencillez, diafanidad y encanto. Debemos detenernos por un instante y meditar acerca de nuestro rumbo y conectarnos con el ser interior, para escuchar su insonora voz y permitirle que se manifieste, pues hemos ahogado ese canto, siempre con nuestra mente, con nuestro egotismo, creyendo que vamos por el sendero correcto.

De ello, hay varios escritos valiosos acerca de tan trascendental tema. Uno de ellos es el de la leyenda de Iazul, la cual cuenta que un visir debía encontrar la respuesta a una petición de su rey, quien le había encomendado la tarea de mandarle a grabar una palabra en su anillo, para que cuando estuviera en dificultades se sintiera bien, o cuando se encontrara en momentos de gloria o de dicha, le sirviera para entender el momento.

El visir, muy preocupado, le contó a su hija el compromiso que tenía con el rey. Ella le recomendó que se tranquilizara y durmiera, ya que la noche trae consigo respuestas a las dificultades que se nos presentan. Al amanecer, el visir no había hallado la solución, pero ella sí.
—Padre —le dijo—. Debes mandar a grabar la palabra IAZUL en el anillo del rey.
—¿Y qué significa esa palabra, hija?
—Significa: Todo pasará. Si siente un dolor, tiene una dificultad, o un problema, será consciente de que por más difícil y doloroso lo que le haya ocurrido, eso pasará indefectiblemente; por el contrario; si es un momento de gloria, de alborozo y de alegría, igualmente, pasará.
El padre agradeció la solución que le había dado, su hija, y se la transmitió al rey, quien quedó agradecido, no sin antes averiguar quién le había dado la solución, y prometiéndole luego matrimonio a la hija del visir.

Esta leyenda, o alegoría, tiene tres enseñanzas muy valiosas:

  • Confianza en la resolución de los problemas o dificultades, pues todos los sucesos tienen solución.
  • Saber que cuando la mente se halla en reposo, el endoconsciente busca y encuentra la solución adecuada a cada dificultad.
  • Y ser conscientes de que todas las cosas siempre terminarán, pues la única ley inamovible es que todo, absolutamente todo, cambia o pasa, o muda, pues el movimiento eterno es la ley de la Única Esencia.

La revelación del cantante, me lleva a recordar un hecho que también contó uno de los mejores compositores e intérpretes del rock, John Lennon, integrante del cuarteto más importante de la década de los sesenta; la de los Beatles.

Su inolvidable canción Yesterday fue concebida en un amanecer. Lennon despertó como si alguien le hubiese dictado completamente la canción.

Estos son dos ejemplos del hallazgo y concreción de ese momento tan precioso y divino, en el que se comulga con el universo mismo; en el que se hace contacto con las fuerzas más sutiles de la naturaleza, en el que nos ponemos en contacto con Divinidad nuestra.

Como dice Aldo Lavagnini:

“Por lo tanto, cualquier cosa que hagamos, cualquiera sea el objeto que anhelamos y la dirección en que dirigimos nuestros esfuerzos y nuestros pasos por El sendero de La Vida, cualquiera sea el mal o el bien que nos aflige, el problema o la condición que nos inquieta, las circunstancias o dificultades que nos oprimen, los dolores o heridas que nos atormentan, siempre estamos en busca de la rosa que se halla dispuesta a aparecer en esa cruz —la actual contingencia en que se cruzan para nosotros el Tiempo y el Espacio— que se halla Eternamente Presente en su estado inefable y latente y que se hará patente primero en nuestra consciencia interior y luego en la vida exterior, cuando la hayamos reconocido, y en el silencio de los clamores externos hayamos escuchado y percibido Su Voz.”

Aldo Lavagnini

La rosa es el símbolo del silencio, del amor y de la bellezaHomero, dice que los enamorados se pasaban hojas de rosas entre los dedos, y si soñaban con su amada, ello era prueba de fidelidad y de amor.

En Tannhausser —una de sus bellas óperas— dice Wagner: A quien el corazón se le inflame de amor lleva una corona de Rosas.

La rosa, también es el símbolo de la felicidad, pues quien es feliz dice que está en un lecho de rosas.

Las rosas nos acompañan desde el nacimiento hasta el trascendental instante de nuestra partida de este mundo.

La rosa es —además— el símbolo del silencio, de la virginidad, ya que representa lo inmaculado y puro, pues nunca pierde su esencia, aunque manos impuras la toquen.

En las iglesias, los rosetones deben su nombre a las rosas, debido a la iluminación que da la luz del sol, al pasar por cada uno de ellos, desde el alba hasta el atardecer.

Varios escritores y poetas, han escrito sus más hermosas páginas, a la reina de las flores. He aquí varios textos.

Ritornelo

Esta rosa fue testigo
de ése, que si amor no fue,
ninguno otro amor sería.
Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía!
El día, ya no lo sé
—sí lo sé, mas no lo digo—
Esta rosa fue testigo.
De tus labios escuché
la más dulce melodía.
Esta rosa fue testigo:
¡todo en tu ser sonreía!
todo cuanto yo soñé
de ti, lo tuve conmigo…
Esta rosa fue testigo.
En tus ojos naufragué
¡donde la noche cabía!
Esta rosa fue testigo.
En mis brazos te oprimía,
entre tus brazos me hallé,
luego hallé más tibio abrigo…
Esta rosa fue testigo.
Tu fresca boca besé
donde triscó la alegría!
Esta rosa fue testigo
de tu amorosa agonía
cuando del amor gocé
¡la vez primera contigo!
Esta rosa fue testigo.
Esta rosa fue testigo
de ese, que si amor no fue,
ninguno otro amor sería.
Esta rosa fue testigo
de cuando te diste mía!
El día, ya no lo sé
—sí lo sé, mas no lo digo—
Esta rosa fue testigo.

                                 León de Greiff


La Rosa del Herbolario

Dejo en la nave de la rosa
la decisión del herbolario:
si la estima por su virtud
o por la herida del aroma:
si es intacta como la quiere
o rígida como una muerta.

                                                     Pablo Neruda


Primaveral

Mes de rosas. Van mis rimas
en ronda a la vasta selva,
a recoger miel y aromas
en las flores entreabiertas[1]

                                Rubén Darío


Yo soy aquel que ayer no más decía

Yo soy aquel que ayer no más decía
el verso azul y la canción profana,
en cuya noche un ruiseñor había
que era alondra de luz por la mañana.
El dueño fui de mi jardín de sueño,
lleno de rosas y de cisnes vagos;
el dueño de las tórtolas, el dueño
de góndolas y liras en los lagos;
Y un siglo diez y ocho y muy antiguo
y muy moderno; audaz, cosmopolita;
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,
y una sed de ilusiones infinita.

                                         Rubén Darío


¡Oh miseria de toda lucha por lo finito!

¡Oh, miseria de toda lucha por lo finito
Es como el ala de la mariposa
nuestro brazo que deja el pensamiento escrito.
Nuestra infancia vale la rosa,
el relámpago nuestro mirar,
y el ritmo que en el pecho
nuestro corazón mueve,
es un ritmo de onda de mar,
o un caer de copo de nieve,
o el cantar del ruiseñor,
que dura lo que dura el perfumar
de su hermana la flor.[2]

                                                Rubén Darío


El poema

¡No le toques ya más,

que así es la rosa![3]

                                          Juan Ramón Jiménez

         Yo concibo el espíritu así como el olor de una nueva rosa; siendo ella tan pequeña por mayor que sea, él puede hacer una rosa del tamaño de la luz del día o de la sombra de la noche.

                                                                              Juan Ramón Jiménez


Martilleaba el hierro, y el hierro daba rosas ¡de fuego!

                                          Juan Ramón Jiménez


El pensamiento primero es como una rosa de sueño, después como una rosa de bruma; después como una rosa de cristal…

                                          Juan Ramón Jiménez


Perfecto e imperfecto, como la rosa.

                                          Juan Ramón Jiménez


Rosa mudable

Cuando se abre en la mañana.
roja como sangre está.
El rocío no la toca
porque se teme quemar.
Abierta en el mediodía
es dura como el coral.
El sol se asoma a los vidrios
para verla relumbrar.
Cuando en las ramas empiezan
los pájaros a cantar
y se desmaya la tarde
en las violetas del mar,
se pone blanca, con blanco
de una mejilla de sal.
Y cuando toca la noche
blando cuerno de metal.
y las estrellas avanzan
mientras los aires se van,
en la raya de lo oscuro,
se comienza a deshojar.[5]

                                        Federico García Lorca.

                                                  Doña Rosita la soltera 1934

Rima XXII

¿Cómo vive esa rosa que has prendido

junto a tu corazón?

nunca hasta ahora contemplé en la tierra

sobre el volcán la flor.

                             Gustavo Adolfo Bécquer[6]

Terminaré mi alusión a la rosa con este pensamiento de Juan Ramón Jiménez: “Quiero que te lleves un buen recuerdo de mi a la tumba para que tu pensamiento subterráneo, al posarse sobre mí, no florezca en un cardo sino en una rosa”.

Bibliografía:

  • Rubén Darío. Su mejor obra. Colección Panamericana. W.M. Jackson, Inc. Reseña de la Historia Cultural de Nicaragua por Roberto Barrios Boquin. Tercera edición. Argentina. Pág. 1
  • Jiménez, Juan Ramón. Poemas de Juan Ramón Jiménez. Poesía de siempre. El arco y la lira. Coleccionable. Editorial Horizonte. Medellín, Colombia. Número 16. Página 4.
  • García, Lorca. Federico. Antología poética. 1918-1936. Editorial Losada. s.a.  Buenos Aires, Argentina. 1957. Pág. 237.
  • [2] RUBÉN DARÍO. Obra citada. Págs. 43 y 65
  • [4] JIMÉNEZ, Juan Ramón. Con la rosa del mundo. 1896-1954. Libro transcrito y orquestado por Emilio Ríos. Editorial La poesía señor hidalgo. Barcelona, España. Págs. 223, 224, 227, 230, 236.
  • GARCÍA, Lorca. Federico. Antología poética. 1918-1936. Editorial Losada. s.a.  Buenos Aires, Argentina. 1957. Pág. 237
  • [6] Buscapalabra
  • CULTURA

Publicado por jorgeeliecertrivigno

BIOBIBLIOGRAFÍA Nacido el 27 de enero de 1958 en la ciudad de Manizales. Estudios de dibujo y pintura artística en Bellas Artes, Manizales. Escritor de literatura infantil y juvenil. Ganador de mención de honor y de recomendación editorial del Premio Andino y Panamá Enka de literatura infantil y juvenil, con la novela infantil: “Ricardo Caracol”. Obras disponibles en: www.lablaa.org del Banco de la República: “El canto de la cigarra” (Poesía infantil) y “Ricardo caracol” Otras obras: “Rosa la luciérnaga” Publicada en la Imprenta Departamental de Caldas en 1992. Ensayo de carácter espiritual. Se han publicado cuentos cada mes, desde mayo de 2015, hasta el 2016, en la revista literaria: “La letra errante” de México. Ensayos publicados en la revista digital: Tras la cola de rata. Pereira, Colombia: Juan Ramón Jiménez y la rosa, La imaginación creadora, Proceso de la imaginación creadora, Anima Mundi; Amado Nervo, la búsqueda de sí mismo, Ramón del Valle Inclán y la Gnosis, Semblanza de un amigo, Iván Cocherín el poeta; Barba Jacob, un corazón atribulado, El tesoro de los magos, Grandes enseñanzas en Blancanieves, La sabiduría oculta en las palabras, La verdad y la mentira, El amante del viento y de la rosa, El mayor engaño y el mayor olvido, Inexistencia del eslabón perdido, García Lorca: dramaturgo y poeta del encanto, Luis López del Mesa: gigante de América, El amor según la sabiduría, ¿Qué es poesía?, Amado Nervo: La búsqueda de sí mismo. “Apólogos” Colección Cumanday. Editorial Manigraf. Manizales, Caldas. Octubre de 2015. “Ronda de la vida” Libro de poemas infantiles. Octubre de 2016. Obras en colectivo: • Escritos en cuarentena, en el año 2020. Editorial Manigraf, Manizales, Caldas. • Medellín, Colombia. Voces literarias en el año 2020. • Voces literarias. Editorial Manigraf, Manizales, Caldas, en el año 2021 • Poemario Baja California del sur. México junio de 2021 • Antología Mariposas peregrinas. Editorial Ave azul. Ciudad de México. noviembre de 2021. • Ensayo La imaginación creadora. Junio de 2021. Editorial Magenta. • Ensayo La imaginación creadora, diciembre de 2021. Editorial The University Press of the South. Europa.

Un comentario en “EL HALLAZGO DE LA ROSA

  1. Jorge Eliecer Tribiño – Me complace tu compartir con este texto que me lleva a recordar viejas lecturas – A Oscar Wilde – A Umberto Eco – y sobre todo cuando recuerdo con estupor esas canciones infantiles de Leo Dan. Gracias.

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