¿Avance o retroceso?

Por Lucila Moro

El siglo XVII fue uno de los períodos más extraordinarios de Occidente. Los grandes descubrimientos marítimos se complementaron con la exploración de nuevas tierras. Fue una época de grandes avances científicos, la de Bacon, Galileo, Descartes, Spinoza y Newton (¡y muchos otros!).

Esto es lo que le valió el nombre de Grand Siècle en Francia (por Luis XIV), pero también del Siglo de Oro en España y los Países Bajos. En aquel entonces, Dios era la medida de todo.

Y la moralidad de aquella época se resumía a grandes rasgos en el lema de los jesuitas: «Para mayor gloria de Dios«. Sin embargo, esta moral también era la de los ateos. La de los jóvenes tanto como la de los ancianos, la de las mujeres (Santa Teresita, entre otras), como la de los hombres.

Esta sola frase resume la sed de vida de este grandioso período. Incluso Spinoza, que erróneamente pasó por ateo, habla en su Ética de la gloria y de Dios. Aunque les da un sentido más terrenal, para él son realidades concretas. Gloria es lo que resplandece, lo que irradia un brillo genuino. Además, podemos traducir este lema como: “brilla con todos tus fuegos y el mundo solo será más hermoso”.

¿Hemos avanzado tecnológicamente, pero qué nos ha sucedido como sociedad?

La enseñana de la moral del Siglo de oro, formó personas de calidad; y está lejos de la moral actual donde a los jóvenes se les dice que piensen solo en sí mismos, que «rompan los códigos» y al mismo tiempo, se les dice que son contaminadores natos.

Apunta a la grandeza, dá lo mejor de ti, deja un legado y lucha por él«. Esto debería dar forma a las generaciones de hoy. Sobre todo, detrás de esto, hay una generosidad genuina. Generosidad de uno mismo, pero también hacia los demás.

No cuentes tus esfuerzos, muestra abnegación, intercambia y comparte, y sobre todo crea el mundo en lugar de contemplarlo, (hoy a través de las pantallas), esta es la lección que nos han legado los personajes del Grand Siècle.

Pero, ¿quién soy yo, en el fondo?

Esta es una pregunta que nos ha inquietado a todos, sobre todo en tiempos de confinamientos y restricciones, nuestro estilo de vida ha cambiado. Me quedo bastante asombrada cuando entro en las redes sociales, las que representan un poder enorme en el acceso a la información (autorizada y no autorizada), como nunca antes lo habíamos sucedido.

Pero este poder también se vuelve contra nosotros: gemimos constantemente, sufrimos la negatividad del mundo que nos rodea, y particularmente de la moralidad moderna. El que cree que es mejor destruir el mundo que frenar los deseos individuales. No hay mejor prisión que nuestras pantallas.

Pero es en realidad que aprendemos quiénes somos. Ya sea leyendo libros, probando cosas que nunca hemos probado y tomándonos el tiempo para probarlas.

¿Alguna vez has probado un deporte así? Hazlo. ¿Aún no has estado en un lugar así? Dale un tiro. ¿Quieres aprender un nuevo idioma? Prueba. Son nuestros fracasos y nuestros éxitos los que nos enseñan quiénes somos y nos hacen más fuertes.

Y cuando sabemos un poco más sobre quiénes somos, ¡todavía es un poco más fácil disfrutar de la vida! Este autorretrato moderno que es la selfie, donde el cuerpo fotografiado y el cuerpo que fotografía son uno, es el último intento de captar la verdad de nuestro ser.

Aunque no siempre tratamos de ponernos a nuestro favor y multiplicar las situaciones cómicas, el deseo sigue siendo el mismo: saber quiénes somos, qué, a quién nos parecemos. Pero incluso este nuevo truco del ego para encontrarse a sí mismo no puede prescindir de otro, el espectador.

Además, ¿sería tan interesante contemplarse a uno mismo objetivamente? Muchos investigadores de psicología positiva encuentran que las personas que se ven a sí mismas como más bellas e inteligentes tienden a ser más felices que aquellas que se esfuerzan por ser lúcidas y críticas consigo mismas.

Siempre que no te ciegues demasiado, cierta forma de idealización de ti mismo, de tu existencia, te ayudaría a vivir mejor. Quizá el mundo sea más colorido y apacible para quienes piensan a priori que tienen derecho a un lugar placentero.

Publicado por vickylm57

Soy docente prof.de Educacion Fisica. Prof de Educación Especial. Prof Emerita de Danzas Cid Unesco Francia Escritora y autora de varios libros. Investigadora en Envejecimiento y cuidados del cuerpo, dictando conferencias, seminarios y clases magistrales dentro y fuera del País.

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