Por Claudia Fernández Vidal

Café y mazapán sobre una pequeña mesa redonda, que debajo tiene un afiche en letras azules y rojas que cuentan parte de la historia de este lugar. En el bar suena la música de Paco de Lucía, que vivía aquí y dicen los vecinos se fue de su casa a vivir a otro lado porque los ruidos de las campanadas de las iglesias no lo dejaban componer tranquilo, hostias, hasta se peleó con los curas, pero nada pudo hacer. Aquí hay muchas iglesias, sinagogas y también mezquitas, por algo le llaman la Ciudad de las tres culturas, porque estuvo habitada durante muchos años por judíos, musulmanes y cristianos y esa influencia se ve en todos lados. Desde 1986 es PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD por la UNESCO.

El mazapán se desarma en la boca, es dulce, tremendamente dulce y tiene una historia de muchos años aquí en este lugar. Desde la vidriera de una panadería muy antigua aquí se exhibe en miles de formas, bombones, tortas, masas, casitas y muñequitos, todo se puede crear con este manjar.
Estoy por los caminos del Quijote de la Mancha, en Toledo a 71 km de Madrid, hace mucho frio. Esta ciudad antigua y maravillosa que se levanta a orillas de Río Tajo, marca enormes contrastes, el desnivel de alturas que envuelve a la ciudad, el turquesa del rio, lo rosa de la ciudad al atardecer, las cúpulas y agujas de las iglesias que al final de la tarde flotan en un silencio absoluto.

Para entrar a la ciudad antigua podes hacerlo por medio de escaleras eléctricas que se encuentran en las afuera de los muros, en auto y también caminando. Todo es cuesta arriba. Adentro todo es un circuito de calles y callejones adoquinados, algunas calles son tan agostas que apenas puede circular un auto, imposible hacer maniobras, y otras solo puedes pasar caminando.
Aquí se fabrican espadas y escudos, y armaduras que simulan la de aquel hidalgo caballero que emprendió una hazaña llena de utopías llenándonos de ternura en aquel libro el Quijote de la Mancha, en uno de los arcos más emblemáticos de la ciudad está la estatua de bronce para sacarse fotos.

Hay varios arcos y pórticos antiguos con inscripciones y formas que muestran toda la riqueza que las antiguas culturas fueron dejando a su paso. Podes conocer La Mezquita del Cristo de la luz, maravillosa, la Sinagoga del tránsito, la iglesia de los Jesuitas, el Monasterio de los Jesuitas y otras
tantas construcciones majestuosas en su arquitectura, cada época de la historia ha dejado su paso indeleble aquí.
Te vas a perder muchas veces en estas callecitas, vas a descubrir muchos lugares y pequeñas tiendas de arte, te vas a encantar con los balcones floridos y los detalles de azulejos, mosaicos y paredes talladas, y herreria.



La Plaza del Zocodover cosmopolita donde podes sentarte a comer castañas calentitas, tomar una cañita, comer un bocata de jamón ibérico y mirar pasar la gente. Aquí también podes tomar un pequeño tren y un ómnibus para recorrer toda la ciudad.
Para mí siempre la mejor forma de conocer las ciudades es caminando…caminando…así me gusta a mí.
