Por Elias Saadi

El Señor de la Peña queda unos 40 kilómetros al sur de Aimogasta, La Rioja, enmarcado en un desolado paisaje denominado Puerta de Arauco.
Miles de peregrinos se reúnen alrededor de la gran roca venerada desde tiempos inmemoriales. Llegan en automóviles, camionetas, ómnibus, motos y bicicletas, aunque no pocos todavía lo hacen a lomo de caballo, mula, e incluso a pie.

En algún momento de su permanencia en este lugar, cada promesante se arrima al pie del peñasco para encender una vela y aguardar arrodillado, hasta que se haya consumido.
Cuenta la leyenda que un pastorcito de cabras casi muerto de sed en medio del desierto; hace una plegaria silenciosa pero intensa para ser salvado de su angustiante situación; del cielo que de repente cae una copiosa lluvia acompañada por relámpagos y truenos, hasta casi desmayar el pobre niño abre sus ojos aterrados, y observa a corta distancia la presencia de una mole, que antes no estaba allí, con el perfil bien recortado de a quien él acababa de dirigir su rezo: Jesucristo. Sin duda se produjo el milagro.
Les dejo mi relato motoquero sobre lo vivenciado en el Señor de las Peñas.
Seguimos recorriendo caminos de nuestra Argentina, hasta la próxima!!

