Compartimos con ustedes algunas de las poesías que se leyeron en la Tertulia sobre América, de Juana Manuela.
«Mujer»
Leído por Soledad Altamirano

Soy una,
y soy todas las mujeres
de mi sufrida América.
Mi sangre son los ríos
que bajan torrentosos
desde el cobre y la nieve
de la Cordillera.
En mí, habitan valles
y montañas,
la selva misteriosa
y las praderas.
Es guitarra mi cuerpo
entre unas manos
y a veces:
sonido lastimero
de una quena.
Soy una,
y soy todas las mujeres
nacidas en la América;
la india sosteniendo
las ventiscas,
la negra del asombro
en sus ojeras, la cálida mujer
del Mar Caribe,
la cimbreante mujer
como palmera,
la tímida mujer
del Altiplano
y la altiva mujer
que abre fronteras.
Soy una,
y soy todas las mujeres
de mi América,
nacidas para modelar
el barro de los días
y pintarlos de luz
con las estrellas.
Soy la que amasa
el pan,
y bebe el vino
y ofrece el agasajo
de su mesa.
Una y todas en una:
siempre hembras,
Vientre fecundo,
raíz hincada al centro
de la tierra, maga de poderes sobrehumanos
que hace volver de luz
la sombra espesa.
Mujer de hombros gigantes
sostenida
por la frágil estructura
de sus piernas,
un corazón abierto
hacia la vida,
y un luto siempre
a cuestas.
Soy una, y soy todas
las mujeres sufridas
de la América,
amalgama de luces y
de sombras,
fusión de invierno crudo
y primavera,
pájaro tibio al borde
de una rama,
y águila planeando
en las esperas.
Blanca, india,
negra,
cristiana, musulmana,
budista o atea.
Soy solamente una mujer,
una mujer que vive,
una mujer que sueña,
una y todas
las mujeres sufridas
de mi América.
De Graciela Genta
América insurrecta (1800)
Leído por Argentina Mónico

NUESTRA tierra, ancha tierra, soledades,
se pobló de rumores, brazos, bocas.
Una callada sílaba iba ardiendo,
congregando la rosa clandestina,
hasta que las praderas trepidaron
cubiertas de metales y galopes.
Fue dura la verdad como un arado.
Rompió la tierra, estableció el deseo,
hundió sus propagandas germinales
y nació en la secreta primavera.
Fue callada su flor, fue rechazada
su reunión de luz, fue combatida
la levadura colectiva, el beso
de las banderas escondidas,
pero surgió rompiendo las paredes,
apartando las cárceles del suelo.
El pueblo oscuro fue su copa,
recibió la substancia rechazada,
la propagó en los límites marítimos,
la machacó en morteros indomables.
Y salió con las páginas golpeadas
y con la primavera en el camino.
Hora de ayer, hora de mediodía,
hora de hoy otra vez, hora esperada
entre el minuto muerto y el que nace,
en la erizada edad de la mentira.
Patria, naciste de los leñadores,
de hijos sin bautizar, de carpinteros,
de los que dieron como un ave extraña
una gota de sangre voladora,
y hoy nacerás de nuevo duramente
desde donde el traidor y el carcelero
te creen para siempre sumergida.
Hoy nacerás del pueblo como entonces.
Hoy saldrás del carbón y del rocío.
Hoy llegarás a sacudir las puertas
con manos maltratadas, con pedazos
de alma sobreviviente, con racimos
de miradas que no extinguió la muerte,
con herramientas hurañas
armadas bajo los harapos.
De Pablo Neruda
Sueños de América
Por Magdalena Tejerina

Recorre hoy tu savia,
América aborigen,
Y verde son tus campos,
De sueños e ilusiones,
De libertad entramada,
En gritos de dolor,
Tu piel cobriza clama
Derecho a la igualdad,
Viviendo una utopía
América allí estás,
¡Despierta ya es tu tiempo!
Son gritos de templanza
Su sangre derramada,
Transita por el cause
De arroyos y riveras
Alimentando el alma,
De América allí está,
En vano no será,
Tu esfuerzo y sacrificio,
Un día la justicia,
¡Al fin despertará!
