La Paris de Latinoamérica: Buenos Aires

Por Ana Salica y Leonardo Rodríguez (Tucumán)

Cómo no hablar de nuestro viaje por Buenos Aires, si desde que llegamos vivimos una noche mágica, estuvimos despiertos casi hasta el amanecer, observando desde la ventana de la casa, la magestuosidad de las luces encendidas, invitándonos a salir, pero estábamos cansados.


Al día siguiente la ciudad nos invitaba a salir, pero preferimos disfrutar de unos mates, con nuestros amigos Mariana y Antonio, que gentilmente nos alojaron en su casa.

Desayunamos y nos fuimos al patio a ver la huerta de su amiga, mientras yo disfrutaba de un libro y del maravilloso sol de la mañana, ellas charlaban y reían sinfín de tantas historias y anécdotas que se contaban.

Pasado el mediodía después de almorzar, nos fuimos a pasear con Mariana y sus hijos, y con Luz y Ana. Nos dirigimos a Puerto Madero, un pintoresco paisaje que me dejó boquiabierto, tenía un tiempo que no iba por ese lugar, y se notaba bastantes cambios para mejor.

Nos ubicamos en una hermosa confitería a saborear un exquisito café porteño. Entre comentarios e historia del lugar enseguida nos dimos cuenta que estábamos en un lugar muy bien cotizado y valuado en miles de dólares y que su servicio era extremadamente perfecto.

Disfrutamos tanto que seguimos caminando por calles inexploradas, pasamos por el Cabildo y Plaza de Mayo hasta que nos dolían los pies, regresamos en la tarde con el escaso tiempo para descansar un rato y luego prepararnos para ir al recital, que por cierto era esa misma noche.

Decidimos salir un poco antes para ver el recital de Joaquín Sabina, pero era un encuentro solo de mujeres, así que las dejamos a pasos del Luna Park, y desde lejos se podía escuchar la música y el murmullo humano.

Pasaban las horas y yo estaba ansioso por volver a verla pronto, mi mente se esfumaba de a ratos pensando en ella. La impaciencia me ganaba, las horas se burlaban de mí, pero la noche acompasaba la espera, estaba tan iluminada como la anterior, y no dejaba de recordar su risa, su mirada tan sensual y penetrante, todo de ella me gustaba, todo de ella me enloquecía y atrapaba constantemente.

Al fin la vi llegar con una mirada de cansancio, pero con felicidad, nos pusimos a charlar. Entusiasmada Luz contaba su experiencia en ese lugar, lo que había soñado se le acababa de cumplir, todo era lindo para ella, todo era fantástico e inigualable lo vivido en esas escasas horas entre muchedumbre y apretujones típicos de un recital, más de esa índole.

Ella estaba tan agotada que no emitía muchas palabras, solo quería ir a descansar y renovar fuerzas para el regreso del día siguiente. Y yo sentía tal cansancio, así que me dormí al toque, cuando abrí mis ojos, ví que; había amanecido hacía unas horas y que nos restaba poco tiempo para preparar nuestra partida, de regreso a casa.

Así que fue todo muy rápido, cuando ya nos estábamos despidiendo de Mariana y su familia, con nuevas indicaciones para el retorno por dónde debíamos tomar, igual erramos el camino y fuimos a parar en La Plata.

La ciudad de La Plata fue planificada y construida para que sirviera como capital de la provincia después de que la ciudad de Buenos Aires fuera declarada como distrito federal en 1880. También llamada Ciudad de las diagonales por diseño de calles y también Ciudad de los tilos, por sus arboledas típicas de las plazas.

Al llegar totalmente confundidos y a sabiendas que tomamos equivocadamente la autopista incorrecta nos encontramos en un lugar aún con mucha más historia y bellos paisajes, La Plata. Recorrimos la costanera, disfrutamos del sol espléndido y almorzamos allí.

Entre risas y charlas, entre mates compartidos de viajeros llegamos a un lugar donde encontramos venta de artesanías y un vivero. En seguida nos detuvimos a explorar un poco el lugar.

Era un lugar en el campo a la salida de Buenos Aires, que invitaba a quedarse a acampar, así que preparamos una mesita con un mantel floreado y muy colorido y merendamos esa tarde mientras el ocaso empezaba a llegar.

Por un momento los dos nos detuvimos mirándonos de frente y con un gesto amoroso, ella me dijo: Leo, amor la pasé genial con vos, hacía mucho tiempo que no era feliz realmente; y mi corazón explotó de felicidad, le sonreí y vi su cara tan contenta que ya no podía pedir nada más para mí, lo tenía todo, lo había soñado, ansiado tanto, que ahora se me había cumplido y apenas estaba empezando a tomar conciencia de lo que estaba pasando por mi cabeza y mi vida.

Aquella situación me enseñó que cuán feliz se puede ser tan de repente y sin imaginar todo lo que me regalaría la creación divina.

Llegamos a casa y cuando me bajaba del auto, sentí que dejaba media mitad de mí con ella, mi mirada en sus ojos, mis caricias en sus manos y mi aliento en su boca, nos despedimos con una mirada infinita e interminable y un beso apresurado ante la vista de los demás.

Y juntos recordamos en nuestras mentes, los paisajes y momentos vividos, deseando siempre volver a recorrer nuevas geografías, en el mismo vehículo.

Tucumán el Jardín de la República

Publicado por Juana Manuela

Empresa destinada a la publicación de textos de difernetes géneros literarios, como así también a la difusión de nuestra cultura latinoamericana.

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