Conociendo San Lucas
Por Fernanda Rossi

En el corazón de los Valles Calchaquíes, a tan solo 12 kilómetros del tranquilo pueblo de San Carlos, se esconde un paraje donde el tiempo parece haberse detenido: San Lucas.
Este rincón salteño no es solo un destino, sino una experiencia que invita a desconectarse del ruido del mundo y a reconectarse con la historia, la naturaleza y una forma de vida ancestral.

La vida en San Lucas: entre el río y la tierra

La vida en San Lucas transcurre a un ritmo diferente. Aquí, el sonido más fuerte es el murmullo del río San Lucas, que serpentea por entre piedras, cerros y canteras de lajas, y provee el agua necesaria para los cultivos.
Un poco más de 22 personas, entre adultos y niños, habitan el paraje y se dedican a una economía de subsistencia, cultivando lo necesario para sus familias y criando ovejas, cabras, de las que obtienen exquisitos quesos y ganado vacuno en las estancias de cerro adentro.

Las pequeñas casas de adobe y piedra se funden con el paisaje, y no es raro ver a los lugareños caminando lentamente para llegar a las zonas más alejadas.
Esta vida simple, basada en el autoabastecimiento y el profundo respeto por la tierra, es un recordatorio de que la felicidad no siempre se mide en términos de modernidad.

Una historia grabada en piedra

Lo primero que capta la atención al llegar a San Lucas son las imponentes formaciones rocosas que se alzan sobre el paisaje árido. Pero es al acercarse a las piedras que uno descubre el verdadero tesoro del lugar: los petroglifos.

Estas grabaciones milenarias, dejadas por los antiguos habitantes de la región, son un testimonio vivo de la rica historia de los pueblos diaguitas calchaquíes. Caminar entre estas rocas es como hojear un libro de historia al aire libre, un «lugar sagrado» donde cada símbolo cuenta una parte de la vida, las creencias y la resistencia de quienes habitaron estas tierras.
Para entender su significado, es imprescindible contar con la guía de un lugareño, que puede interpretar y dar vida a las historias plasmadas en la piedra.

Tesoros de la tierra y del cielo

San Lucas no solo es un paraíso histórico, sino también un santuario natural y astronómico. La escasa contaminación lumínica del lugar lo convierte en un punto ideal para el turismo astronómico.
Sus noches de cielos despejados, cuando la bóveda celeste se despliega en su máximo esplendor, invita a la observación de estrellas y constelaciones con una claridad asombrosa. Es un espectáculo que invita a la reflexión y la conexión con el universo.
Por otro lado, la flora autóctona del paraje es un reflejo de las prácticas ancestrales de la medicina natural. Plantas como el chañar, atamisqui, jarilla, muña muña y vira vira son conocidas por sus propiedades curativas y son utilizadas por los lugareños para remedios caseros. Árboles como el nogal, higuera y algarrobo, así como las tunas, no solo proveen alimento, sino que también son parte integral de la recolección y el conocimiento ancestral transmitido de generación en generación.
Los imponentes cardones se erigen como centinelas silenciosos de esta tierra, completando un ecosistema único y fascinante.

Aventura y desconexión en un entorno mágico

Para el viajero, San Lucas ofrece un abanico de posibilidades que van más allá de la contemplación. Los amantes del senderismo encuentran en este paraje el escenario perfecto para el senderismo de mediana dificultad, por senderos que recompensan el esfuerzo con vistas panorámicas de todo el valle. La tranquilidad del lugar también lo convierte en un destino ideal para la observación de aves y la simple desconexión.
San Lucas, como parte del programa «Lugares Mágicos» del municipio de San Carlos, se ha propuesto preservar su identidad cultural y natural, ofreciendo una experiencia de turismo rural auténtica y sostenible.

San Lucas es más que un paraje; es un refugio para el alma. Un lugar donde el pasado y el presente conviven en armonía, donde la naturaleza habla a través del silencio y donde cada piedra tiene una historia que contar. Visitarlo es emprender un viaje no solo a un destino geográfico, sino a un estado mental de paz y asombro.

Tips para el viajero
Si planeas visitar este rincón mágico, hay que tener en cuenta los siguientes consejos para asegurarte una experiencia segura e inolvidable:
- Cómo llegar: Desde Salta Capital, Cachi o Cafayate: Debes llegar primero al pueblo de San Carlos. El trayecto desde Salta Capital es de aproximadamente 3 a 4 horas por la Ruta Escénica 68, y desde Cachi al norte o Cafayate al sur, se accede por la Ruta Nacional 40.
- El camino: El acceso a San Lucas es por un camino de ripio y arena. Desde San Carlos se pueden tomar remises que van hasta San Lucas.
- Guía local: Para recorrer los senderos y, especialmente, para interpretar el valor arqueológico de los petroglifos y las ruinas de poblaciones ancestrales, es imprescindible contratar un guía de sitio oriundo de San Lucas. Su conocimiento de la historia y el entorno es invaluable.
- Elementos básicos: Para el trekking, se recomienda llevar calzado adecuado, agua en abundancia, gorra, protector solar, y ropa cómoda. La zona es árida, por lo que la hidratación es fundamental.
- Para mayor información: https://sancarlossalta.ar/

Pluma viajera seguirá recorriendo lugares encantados…
