Por Lucila Moro
En estos días festivos de Navidad nos convertimos en seres más espirituales teniendo una experiencia humana y no al revés.
Es un poco como un despertar que nos transforma desde adentro hacia afuera.
Nos permite ver la belleza y la divinidad en todo, y nos da la capacidad de vivir nuestras vidas con más alegría, compasión y gratitud si así lo decidimos.
El viaje hacia la conciencia cósmica no es un destino al que hay que llegar, sino una realidad que hay que experimentar.
Éste es el camino que todos estamos llamados a emprender, cada uno a nuestro propio ritmo, aunque a muchos le lleva años….
El primer paso para realizar nuestra conciencia cósmica es la alineación del corazón y la mente.
Cuando nuestros pensamientos y sentimientos actúan en armonía, podemos percibir verdades más allá de nuestra comprensión intelectual.
Cuando el corazón y la mente están alineados, podemos acceder a una mayor sabiduría y compasión.
Somos capaces de ver más allá de las apariencias, de percibir la verdad más profunda detrás de las ilusiones de la separación. También nos permite vivir más plenamente el momento presente.
Ya no estamos divididos entre el pasado y el futuro, sino que podemos vivir con plena presencia y atención.
Que estas Fiestas nos lleven a perdonar, reflexionar, entender que somos seres humanos únicos y cada día que Dios nos regala, sea una bendición para encontrar la Paz en cada uno de nosotros, para ser portadores de mucho amor.
Paz y bien para todos.
Las Tertulias de Juana Manuela 