por Julieta Paz

Son necesarios esos años en el desierto deambulando, sin entender a donde nos llaman (sentimos que nos llaman) y nos instan a cambiar las estructuras de nuestras creencias sobre nosotros mismos.
En este artículo, exploraremos cómo «El Príncipe de Egipto», una obra maestra cinematográfica del año 1998 producida por el estudio de animación DreamWorks, desentraña y reconstruye la noción de identidad, pertenencia y libertad a través del tiempo.

Desde el inicio, la película cautiva con su exquisita ejecución de animación tradicional. Los movimientos fluidos, la paleta de colores cuidadosamente seleccionada y la atención al detalle son un deleite para los sentidos. Pero más allá de su belleza visual, la película narra el épico relato del éxodo de Moisés según los relatos bíblicos, sin afiliarse a una religión específica, sino más bien basándose en textos históricos respaldados por la investigación de más de 600 expertos en historia y teología, así como referencias de diversas tradiciones religiosas. De hecho, se tomó sus licencias artísticas, por ejemplo, quien adopta aquí a Moisés es la esposa del faraón, pero en la historia real es la hija del faraón. Al igual que en esta película, Ramsés es hermano de Moisés, y en la historia real es su tío. Su éxito en taquilla, superando los 100 millones de dólares en recaudación (la segunda no realizada en Disney en conseguir esta cifra).

Una de las escenas más memorables es la división del mar Rojo, una hazaña técnica lograda por más de diez animadores en un proceso innovador que llevó dos años completar. Pero más allá de los aspectos técnicos, la película se sumerge en las complejidades de la identidad y el destino.
Deliver Us- Liberanos

La historia comienza con el llanto de los esclavos hebreos en el desierto, un lamento que se convierte en un coro de sufrimiento y anhelo de liberación. Esta canción se sitúa en el momento histórico de la matanza de los inocentes, a su vez se entrelaza con el sacrificio de la madre de Moisés, quien lo envía río abajo en una cesta para salvar su vida. Este acto desencadena una cadena de eventos que lo lleva a ser criado como príncipe egipcio, ajeno a sus verdaderas raíces.
Esta gloriosa secuencia comienza con las grandes edificaciones egipcias, al ritmo del látigo de los egipcios, que marcaban el paso de los esclavos. La arena vuela, ciega la mirada, los colores cálidos nos trasmiten el calor insoportable. “Con dolor soportando el azote, de la frente brotando el sudor, Elohim santo Dios, de tu pueblo es el clamor, danos hoy esperanza.” Y así se repite la petición de liberación, el dolor y el peso de un pueblo entero se siente en una estrofa. Por otra parte, las madres hebreas lloran por el asesinato de sus niños varones. Nos muestran el traspaso de la raíz hebrea de Moisés a su cuna de oro como egipcio, entre el río tumultuoso, los cocodrilos y los trabajadores, la cesta llega a su madre adoptiva.

All i Ever Wanted- Todo lo que quise
Conforme Moisés y su hermano adoptivo Ramsés crecen, se revela la fragilidad de sus identidades. Envueltos en privilegio y frivolidad, ambos se comportan de manera inmadura e impune, incapaces de comprender el peso de sus acciones, destruyen su propia ciudad. Sin embargo, sus caminos divergen cuando Moisés enfrenta la verdad sobre su origen y el sufrimiento causado por su pueblo. Es en este momento de crisis emocional y mental que Moisés elige un nuevo camino, renunciando a su estatus privilegiado y abrazando su verdadera identidad.
“Soy un príncipe soberano de Egipto.
Un hijo de la orgullosa historia que se muestra.
Grabada en cada pared
Todo lo que siempre quise”
Moisés recorre desesperado los jeroglíficos de las paredes donde el creció y siempre tuvo “todo lo que él quiso”, al encontrarse con la historia perpetrada por la historia de su familia adoptiva, Moisés toma la decisión de no seguir ese mismo camino. Distingue todo lo que obtuvo y los medios por los cuales se construyeron los cimientos de su “linaje”.

Aunque al hablar con sus padres ellos intentan sosegar al nuevo Moisés -ahora conocedor de sus verdaderas raíces- y le aseguran que debería agradecer a los dioses por bendecirlo con lujos y prosperidad, Moisés no soporta el peso de la historia.

Goodbye Brother/ Adiós hermano-
Por otro lado, Ramsés, marcado por las expectativas de su padre y la búsqueda constante de validación, se aferra a la opulencia y el poder. Sus heridas emocionales persisten hasta la adultez, manifestándose en su obstinación por superar a su padre y dejar un legado aún más grandioso. Pero mientras Ramsés se aferra al pasado, Moisés encuentra paz en la aceptación de su nueva identidad y en el servicio a un propósito mayor.

Through Heaven´s eyes- Con la mirada celestial
“Un solo hilo en un tapiz, aunque su color brilla intensamente. Nunca puedo ver su propósito, en el patrón del gran diseño”.
Moisés escapa al desierto para encontrarse batallando consigo mismo durante mucho tiempo, hasta que se une a la familia de Tzephora, quien después será su esposa. Esta familia de origen hebreo le otorga paz y tranquilidad consigo mismo. En esta nueva vida Moisés no se deshace del anillo otorgado por su hermano Ramsés a quien adora, pero ambos eligieron caminos distintos y decide decir adiós a su pasado como príncipe de Egipto. Ahora se encuentra más cómodo con la idea de ser solo un hilo brillante en un patrón gigante.
“Si un hombre pierde todo lo que posee ¿Realmente ha perdido su valor? ¿O es el comienzo? ¿De un nacimiento nuevo y más brillante?”.
Playing with the big Boys- Jugando en las grandes ligas
Esta espectacular escena de los magos de Ramsés comienza con ellos nombrando a los dioses egipcios. La arrogancia de los dirigentes de un gran imperio intenta aplastar a otras creencias, pensamientos y la libertad de otra comunidad. Los magos amenazan a Moisés, advirtiéndole que está jugando ahora en «las grandes ligas» al involucrar a un «Dios» que «no es más poderoso que todos los dioses egipcios juntos».

Ramsés se ríe de Moisés y de su nueva forma de ser, recordando con anhelo a su hermano en su época de juegos, perdona sus pecados en el país egipcio y rechaza toda intención que amenace su poder y su nación, mostrando que no permitirá ser considerado un «eslabón débil» bajo los ojos de su padre. Esto demuestra el gran poder que tuvo la presión de su padre en su yo adulto actual.
Por el poder de Ra…
Mut… Nut… Khnum… Ptah
Nephthys… Nekhbet… Sobek… Sekhment
Sokar… Selket… Reshpu… Wadjet
Anubis… Anukis
Seshmu… Meshkent… Hemsut… Tefnut
Heket… Mafdet
Ra…
The plagues/ Las plagas
Creo que cuando pensamos en la historia bíblica de Moisés, recordamos las diez plagas de Egipto, castigo enviado por el Dios hebreo a Egipto en represalia por no liberar a los hebreos. Esta secuencia muestra la calamidad que tuvo que pasar todo Egipto: el dolor, el hambre, la falta de sueño; un castigo que solo trajo muerte para Egipto.

Mientras Moisés y Ramsés pelean, también se enfrentan en la canción coreada por las voces de la gente que sufre las consecuencias. No entraré en discusión sobre cuestiones morales y religiosas sobre estas acciones (injustificables). Se puede ver la crueldad que pagan los inocentes por decisiones tomadas por grandes esferas que dominan. Esta secuencia es ahora un clásico por la música majestuosa y la animación que resume aquellas diez plagas que azotaron un imperio.
(Dijo el Señor, dijo el Señor…) Plaga y pestilencia envié, hasta tu lecho, hasta tu hogar. Si has de beber, si has de comer, tus alimentos cubrirán. A tu ganado heriré, ovejas y bueyes morirán. Hasta en tus sueños entraré, hasta romper y doblegar. Mi plaga envié, mi Espada envié» dijo el Señor.
When You Believe /Si tienes Fé

Finalizo este artículo con la canción que marca el final de la batalla de Moisés al salir de Egipto con todos los hebreos camino al desierto. Esta canción ganó el premio Óscar a la mejor canción original (la versión oficial cantada por Mariah Carey y Whitney Houston). Posee un coro en arameo y voces de niños que agradecen la nueva libertad que se les ofreció. Las últimas escenas de esta película son una proeza para la animación. Como mencioné anteriormente, se realizó la escena de la división del mar en dos años.

El recorrido de la gente en el camino seco y a ambos costados masas gigantes de agua es impresionante. Se pueden ver las criaturas marinas pasando a un costado en la última persecución del Faraón Ramsés a los hebreos. Los tornados de fuego, las caminatas, la gente bailando, la banda musical espectacular. Esta es una película que evoca las épocas del cine épico; de hecho, esa era su intención, traer elementos del cine épico a la animación.
En última instancia, «El Príncipe de Egipto» nos recuerda que la identidad es un viaje en constante evolución, influenciado por nuestras acciones, elecciones y experiencias. A través del tormento y la redención, Moisés y Ramsés nos enseñan que el verdadero poder radicar en la aceptación de quiénes somos y en el compromiso de forjar nuestro propio destino más allá de los mandatos familiares y quien se nos dijo que éramos.

