Una pérdida impensable y abrumadora.

Por Lucila Moro

Hemos vivido y sentido el fallecimiento de muchas personas en nuestras vidas: abuelos, padres, tíos, primos y esposos. 

Pero esto es muy diferente. La pérdida de un hijo/a te arranca el corazón y desmorona tus sueños. Hablando como madre es como si te arrancan tu niño y lo matan.

“Esperamos que nuestros padres y abuelos mueran antes que nosotros; es el orden natural de la vida. 

Cuando alguien pierde a un hijo/a, es como ir contra la naturaleza; perdemos nuestras hipótesis sobre cómo funcionará la vida”.

¿Cómo sobrevivir?

La pérdida de un hijo/a provoca desesperación y soledad, ausencia y depresión.

Un par de manos sosteniendo una forma de corazón, con una mujer llorando su devastadora pérdida, nos hace sentir impotentes, a su entorno familiar como sus amigos, porque las palabras no alcanzan para devolver la vida de quien partió inesperadamente.

Hace pocos días mi amiga Raquel me llama llorando y con voz entrecortada que me decía:

«Perdí a Maura de 66 años por una sobredosis accidental.

Siempre he seguido adelante poniendo el pecho a todas las adversidades y no ha sido fácil y hay momentos en los que yo, a mis 89 años, siento como si el tiempo retrocediera hasta aquel espantoso llamado».

Raquel

Esta noticia fue un terremoto emocional.

¡Debemos sacar el dolor a la luz! Concientizándonos sobre el Duelo, sobre su dolor.

Después del fallecimiento de su hija, me identifiqué inmediatamente con su desesperación, desgarro y su soledad.

Tenemos que hablar sobre el duelo. El dolor del duelo y a la vez el duelo del dolor, pero todo sana con el tiempo. Aunque es tan difícil creerlo y menos superarlo. 

Especialmente cuando se trata de la pérdida de un hijo/a, de la cual no estamos exentos ni preparados. No nos preparamos por la  crisis de la salud mental hasta que se trata de la muerte de un hijo/a. 

Después de las secuelas inmediatas, cuando hayan pasado unos días, los amigos y la familia seguirán con sus vidas y se mostrarán distantes, como si fuéramos un presagio desubicado de la muerte.

El duelo es natural, forma parte de la vida. Es como un espejo

El dolor es un reflejo directo del amor. 

La pérdida de un hijo/a es difícil de superar y va más allá de lo que la mayoría de nosotros estamos preparados para afrontar.

El duelo no es lineal. No avanza limpiamente en orden secuencial por etapas. Es muy complicado y evoluciona. No tengamos miedo de acercarnos y apoyar a quienes han perdido a un hijo. 

Démosle nuestra compañía a esa persona tan lastimada, tomémonos el tiempo, porque uno nunca sabemos lo que el destino nos tiene reservado.

Publicado por vickylm57

Soy docente prof.de Educacion Fisica. Prof de Educación Especial. Prof Emerita de Danzas Cid Unesco Francia Escritora y autora de varios libros. Investigadora en Envejecimiento y cuidados del cuerpo, dictando conferencias, seminarios y clases magistrales dentro y fuera del País.

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