Por Claudia Fernández Vidal

En la bandera de mi libertad bordé el amor más grande de mi vida.
Federico García Lorca
La amada libertad, la anhelada, la que adoptamos en justa medida cuando todo parece compacto, rígido, apretado.
Esa sensación te va acompañar durante las cinco horas que durará esta travesía al valle de La Ciénaga, a 13 km de Tafi Del Valle montaña arriba. Lugar de encanto que está a 2500 msnm, y te irá mostrando montañas y cumbres azules y verdes, amarillas y ocres que irán
Multiplicándose ante tus ojos a medida que subas más arriba.

En el camino encontrarás restos arqueológicos de los antiguos habitantes de la cultura Candelaria, y que son considerados sagrados, no muevas sus piedras del lugar por respeto a sus dioses protectores, los ancestros y por supuesto a la Pachamama. Este recorrido que comienza con una intensa escalada te irá marcando en camino por senderos marcados en la tierra que se pierden montaña arriba.
En el trayecto la belleza será todo eso que no se puede ocultar, la naturaleza sabia y generosa te irá regalando vistas dignas para una gran fotografía. Desde arriba podrás ver Tafi Del Valle y su despliegue de hermosura, las cumbres del cerro El Negrito, Mala Mala, El Pelao, El Mollar, y el dique La Angostura. Todas montañas maravillosas que laten con vida propia en una hermosura que conmueve.

Después de un intenso recorrido subiendo montañas, aquí solo podes llegar caminando o a caballo, aparecerá un gran valle verde con su planicie perfecta que culminará en la ex Escuela de montaña de La Ciénaga, hoy albergue de montaña.
Aquí en La Ciénaga viven solo ocho familias en sus casitas de barro, adobe y paja, la belleza, paz y tranquilidad que se respiran en este lugar valen esta travesía y el cansancio de la trepada. Un río helado y de enormes piedras bordea el valle. Caballos salvajes y algún potrillo desbocado serán parte del paisaje.
La ex escuela es hermosa, lástima ya no funcione por falta de maestros de montaña y chicos que puedan llegar a ella. Hileras de humos blancos perfectos se dibujan desde los techos de las casas, la inmensidad rodea este espacio que parece de cuento. Los duendes andarán haciendo travesuras por las noches seguramente mienstras el universo te deja vivir la experiencia de una increíble noche estrellada. Las tres Marias, Orión y la Cruz del Sur son congelaciones fáciles de identificar en la oscuridad de esta noche bordeada de montañas imponentes.





Hace frío, el amanecer nos regala la magia del sol lujurioso que irá calentando y derritiendo la escarcha de la noche. Un cielo de un azul absoluto, un mate calentito con bollo con chicharrón será de los primeros placeres del día. Caminar esta inmensidad, respirar aire puro, limpísimo y sin mochilas que no te dejen avanzar son privilegios para vivir siempre que se pueda.

A La Ciénaga se llega caminando, o en caballo… el esfuerzo es tuyo, la montaña te desafía, entrena, te deja caer la armadura y mostrar tú vulnerabilidad. La montaña es una maestra para seguir construyendo tu corazón.
A trepar que vale la pena. A respirar intensamente.





