Por Julieta Paz

Quizás hace algunos años, tu yo del pasado estaría incrédulo si le contaras los acontecimientos que ocurren en la actualidad. Algunos internautas decidieron reírse de las situaciones del año actual (2023) a través de memes, videos y redes sociales. Los últimos años fueron distópicos, como una serie o película futurista.
Algunos comentan sentir que están viviendo en un capítulo de «Black Mirror», donde todo aquello que solía asustar o generar cierta incomodidad al pensar en los avances tecnológicos en el pasado ahora es una realidad, y que esas predicciones no eran tan descabelladas.

Sí, la tecnología ha permeado cada aspecto de nuestras vidas: la forma de socializar, cuidar nuestra salud, educarnos y trabajar. En particular, en lo que respecta a este último; hay personas a las que les ha surgido un temor y malestar, especialmente en sectores que podrían verse transformados de manera irreversible. No se puede evitar el avance de las inteligencias artificiales y su utilización en diversas áreas laborales. Ahora, surge un gran debate respecto al arte en particular.
En el mundo del arte digital, como la animación, el modelado 3D, la edición y la escritura, ha surgido una discusión que abarca todos los posibles escenarios futuros y cómo esto cambiaría las responsabilidades de cada profesional. Se discute cómo abordar lo que ya es conocido o si se deben hacer todos los esfuerzos posibles para detener su avance. Al igual que ocurrió en la Revolución Industrial, donde se pasó de un trabajo manual a uno mecanizado, y fue necesario adquirir nuevas habilidades para sobrevivir, se experimenta una sensación similar en la actualidad.

La Revolución Industrial trajo consigo cambios radicales en las condiciones laborales y en la vida de los trabajadores. Si bien la industrialización y las nuevas tecnologías impulsaron el crecimiento económico, también generaron desafíos y desigualdades para los trabajadores. El movimiento sindical y las reformas laborales posteriores fueron en parte una respuesta a las dificultades que enfrentaron los trabajadores durante esta época de transformación industrial.
En la actualidad, nos encontramos en lo que se conoce como la «Era del Conocimiento» o la «Economía del Conocimiento». Esta era se caracteriza por un enfoque en la generación, distribución y aplicación del conocimiento y la información como factores clave para el desarrollo económico y social. A diferencia de eras anteriores, como la Era Agrícola y la Era Industrial, donde la producción de bienes y alimentos era el foco principal, en la Era del Conocimiento, la información, la innovación y la capacidad de adaptación rápida son esenciales. En este panorama, observamos la rápida evolución de las tecnologías de la información y la comunicación, como el análisis de datos, la biotecnología y lo que comentamos en este artículo en particular: la inteligencia artificial.

El uso de la inteligencia artificial (IA) en la creación artística ha desatado un amplio debate polémico en el ámbito del arte. Un ejemplo notable fue el triunfo de una obra generada por una IA llamada Midjourney en una competencia artística. Midjourney, en colaboración con el creador de videojuegos Jason Allen, utilizó enormes bases de datos de imágenes para crear imágenes a partir de textos. Otro ejemplo también fue el caso de Boris Eldagsen, quien ganó un prestigioso concurso de fotografía, pero decidió no tomar el premio, confesando que había realizado la imagen con Inteligencia Artificial. En medio de toda la polémica las aguas se dividieron y mientras algunos piensan que la IA muestra un potencial innovador en la creación, otros críticos argumentan que trivializa el arte y elimina el componente creativo humano.

Hay quienes consideran que los productos de la inteligencia artificial no son arte, sino un conjunto de resultados derivados de una computadora sin el factor humano y sin lo que involucra al ser humano: sentimiento, reflexiones, autoconciencia. Es decir, el trabajo artesanal, con el valor intrínseco que tiene el arte, ese halo que lo vuelve valioso al mostrar un pedazo de alma de su autor, se corrompe y se pierde, por lo que no se puede considerar arte.

En medio de esta discusión, figuras como Fito Conesa ven la IA como un elemento interesante y abogan por la colaboración entre humanos y máquinas como una nueva vía de interpretación artística. Esta transformación en la creación podría revolucionar la manera en que se produce y consume arte, aunque surgen inquietudes sobre los derechos de autor y la autenticidad creativa.

En la Feria del Libro Infantil de Bolonia, se desató un debate similar en relación con la creación de libros usando IA. Ilustradores expresaron preocupación por la potencial violación de los derechos de autor debido a esta tecnología. En Argentina y Europa, asociaciones de ilustradores se oponen al uso de la IA para abaratar costos sin compensar a los creadores originales. La controversia radica en la capacidad de verificar la autoría en creaciones de IA, que incorporan elementos de millones de otras imágenes.

Empresas como OpenAI han presentado tecnologías como ChatGPT, que generan imágenes y textos basados en grandes conjuntos de datos y aprendizaje automático. Ejemplos destacados incluyen la IA creando imágenes similares a estilos artísticos específicos. Sin embargo, surge la preocupación de que la IA use trabajos humanos sin consentimiento. La necesidad de regulación legal se plantea y se sugiere la «certificación» de obras artísticas humanas como solución.
A pesar de las dudas, la influencia de la IA en el arte es innegable. La IA ya está transformando el arte de diversas formas, desde la generación de imágenes y música hasta la escritura y nuevas formas de análisis. Más aún, desafío al lector, que al leer este artículo sea capaz de detectar aquel párrafo que podría estar escrito totalmente por la inteligencia artificial. A simple vista, usted no lo sabría, a menos que cuente con un elemento externo que lo ayude a detectarlo.

Los artistas digitales están a la espera de legislaciones que ayuden a proteger sus derechos de autor, algo que les permita evitar que su arte sea expropiado y usado en la gran maquinaria de la inteligencia artificial sin su consentimiento. Los actores piden que no se utilicen sus rostros en materiales fílmicos audiovisuales sin su aprobación; los artistas plásticos y digitales piden que no se robe su estilo; una gran industria completa se preocupa por el futuro de sus labores diarias en la animación, producción de efectos especiales y el mundo 3D. Solo nos queda esperar para ver en qué resultará esta gran discusión a nivel mundial.

Fuentes:
- CC. Inteligencia artificial: ¿muerte o nueva vida del arte? Karina Micheletto. (12-03-23). Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/530594-inteligencia-artificial-muerte-o-nueva-vida-del-arte
- CC. La inteligencia artificial y las artes. Hacia una creatividad computacional. Ramón de Mantaráz. Recuperado de https://www.bbvaopenmind.com/articulos/la-inteligencia-artificial-y-las-artes-hacia-una-creatividad-computacional/
- CC. La inteligencia artificial desata nuevos debates sobre la creación y la autonomía de las máquinas. Marina Sepúlveda. (21-03-2023). Recuperado de: https://www.telam.com.ar/notas/202303/623172-inteligencia-artificial-arte-creacion-debate.html
