Por Lucila Moro
Dios esconde su voluntad a todo lo que nos apasiona en la vida, llenándonos de ideas fundadas en las insuficiencias diarias de las personas.
Dios puso en mi dolor un estereotipo, y puedo escuchar el corazón de los que sufren, los que envejecen. Valoro todo lo que me enseñaron, disfruto lo simple, prioriza los vínculos, porque creo firmemente que la felicidad no se encuentra, está dentro nuestro y en nuestros sueños activos.
Desde la generosidad mantengo el amor profundo hacia los demás, porque lo necesito para llegar a ese estado de plenitud; la felicidad es mi actitud sobre que tipo de persona quiero ser, que el encanto de mi pasión y búsqueda por ayudar, sea el legado que les dejo a todos, entregándoles amor, respeto, pasión y tiempo.
Nunca le cierres la puerta a nadie. Los que no tienen que estar en tu vida se van solos, la vida, el cosmos se encarga de todo. Ahora bien, si estas conmigo, estaré con vos toda la vida.
Un maestro no sólo repite fórmulas o te mejora en tu especialidad, te ayuda a encontrarte, a ser un artista íntegro.
Gracias a ustedes que son permeables a mi, así como gracias a mis maestros y familia que me enseñaron a respetar y saber que la playa se hace de muchos granos de arena, así como una gota no es el mar, por más brillante que sea somos simplemente una gota.
Que sus ojos observen, sus oídos escuchen y dejen fluir bellos sentimientos.
Las Tertulias de Juana Manuela 