Por Lucila Moro

La tierra de los niños locos comienza a partir del 2020, al volver de vacaciones, tras el primer confinamiento, que se observan los primeros daños psicológicos: trastornos de ansiedad, aumento del consumo de benzodiazepinas, alcohol, cannabis y tabaco.

La gente aumentó de peso y duerme cada vez peor. El teletrabajo desincroniza los relojes biológicos, provocando alteraciones del sueño. Los médicos comienzan a ver el impacto de las medidas sanitarias en la salud. Manifiestan una negación total de la conexión humana, sin comprender el impacto de estas medidas.
Son los jóvenes quienes soportan las angustias de los adultos. Como estos últimos no pueden manejar su miedo al virus, piden a los jóvenes que renuncien a sus necesidades básicas y, para ser buenos ciudadanos -pero adolescentes con mala salud-, que no salgan de su habitación, que se queden con mamá y papá, no hacer deporte, no ir a clase, quedarse congelado frente a su pantalla cuando, durante años, les han dicho lo contrario… etc.

En febrero, las siguientes cifras de la Sociedad de Pediatría confirman un aumento drástico en las admisiones psiquiátricas. Es la ola de defenestraciones de niños entre 7 y 11 años, que en principio no es para nada una edad en la que uno se suicida.
Varios psicólogos señalan, al igual que todos los profesionales de la primera infancia, que son miles y el colectivo sanitario pediátrico, retrasos muy importantes en el habla de los bebés. Porque un bebé aprende a hablar imitando los movimientos de la boca. Pero, ¿y si está en la guardería de 8 a 18 horas con adultos que llevan mascarilla? Cuando llega al jardín de infantes, su campo léxico está terriblemente empobrecido. Estos son a veces niños que llegan al jardín de infates sin hablar.
Así también al 100% de los niños les molesta la mascarilla, el 82% tiene problemas físicos como dolores de cabeza y el 67% tiene cambios de conducta. Son niños que acuden a consulta con trastornos del estado de ánimo que antes no tenían, como el TOC, fobias sociales, fobias alimentarias.

Estamos poniendo en la mente de esta generación que es necesario tener pensamientos mágicos, trastornos obsesivos que, para un clínico, son del orden de la patología mental y de la reacción a la angustia de la muerte.
Mientras que como adultos, debemos educar a nuestros hijos sobre la condición humana, lo que implica que tocar no es peligroso, e incluso que tocar estimula la inmunidad. Se les hace creer que es normal que les introduzcan hisopos en los orificios nasales, que pueden ser vacunados con el consentimiento de uno solo de sus padres o incluso de cualquier adulto que acompañe al niño.
Esta pandemia nos ha trastocado, no solo la vida diaria, sino también nuestra espiritualidad, es necesario trabajar estos temas que a veces se los toma al pasar, como que, una simple vacuna nos puede remediar males, que por lo visto sus efectos son más impactantes.
Lamentablemente una realidad de la cual no se habla lo suficiente…. Continuaré el tema la próxima semana.

Fuentes consultadas:
Estadísticas OMS, disponibles en https://www.who.int/es
