El placer de disfrutar y celebrar la amistad – Quebrada de Humahuaca/ Jujuy
Por Claudia Fernández Vidal

Un amigo es uno mismo en el cuero de otro… así dice un dicho por estos lados norteños y así lo sienten este hermoso grupo de amigas que entre cafecitos y cenas improvisadas, armaron su viaje a la Quebrada de Humahuaca para celebrar sus muchos años de amistad y caminar juntas a la par. Silvana, Belén, Alejandra, Lourdes, Analia, Marcela ya tienen todo listo.

Jujuy y sus cerros, la puna, su belleza y la amabilidad de su gente siempre es un buen lugar para ir.
El viaje incluía mate, bollo casero, medialunas, galletitas de agua, coca cola, buena música y mucha alegría por compartir ese momento. Besos y abrazos a los hijos y maridos, al perro, al gato, a la madre, al padre y por fin dijeron presente todas juntas para emprender esta aventura: compartir y disfrutar.



Bien temprano partieron desde Tucumán, con más ropa que la que podrían usar pero eso ya es algo que las chicas sabemos hacer bien, ¡llevar de más!
La ruta se abría limpia y despejada desde Tucumán hasta llegar a Volcán, el primer pueblito de la Quebrada donde las nubes bajas, las montañas enormes y los muchos colores de verdes se iban mezclando con el aire puro que comenzaban a respirar profundo. El frío ya se sentía en la piel y los mates calentitos cebados dentro del auto acompañaban todo el camino.
Caminar por estas inmensidades ya es un regalo y un privilegio para estas chicas que todos los días parten a trabajar bien temprano en la oficina con tacos y trajes azules.
Decidieron quedarse en Purmamarca, alquilar una pequeña casita y calzarse las zapatillas para recorrer sin ninguna prisa sus calles de tierra, sus cerros de siete colores y sus noches estrelladas.
Tardes mirando la gente pasar en la plaza, risas compartidas, mesas de desayuno armadas con mucho amor, y alguna que otra partida de burako fueron placeres que eligieron compartir.

Los salares grandes fueron espejo para sus fotos y selfies llenando de colores estos desiertos blancos.
Recorrieron la Garganta del Diablo en Tilcara agradeciendo el silencio profundo y el agua helada de la cascada mojando sus pies.
Caminaron muchos cerros donde jugaron con el eco entre los paredones y grietas profundas de la montaña, se durmieron al sol alguna siesta disfrutando el viento como una caricia. Rezaron por los suyos en alguna iglesia blanca de la la Quebrada, conocieron algo más de la historia y batieron café después de las tardes largas cuando el sol comenzaba a despedirse.

Se contaron la vida, se hermanaron una vez más en la amistad y el respeto que las une. Se rieron a carcajadas, se abrazaron y agradecieron a la Pacha por estos 4 días inolvidables de un viaje soñado y planeado.
La amistad sana, fortalece, es de esas cosas imprescindibles para llevar en los viajes.
Vamos a seguir compartiendo recorridos…



