Por Claudia Fernández Vidal

Voy camino a Boston, que además de ser la capital de Massachusetts, es una de las ciudades más antiguas de los Estados Unidos. Fue fundada en el año 1630 por los puritanos, que eran los Peregrinos de Inglaterra. El Reino Unido quería ejercer el control por ese entonces de las trece colonias, surgieron disputas, y un poco así se inició la Guerra por la Independencia de los Estados Unidos. Te cuento esto porque esta ciudad tiene una gran influencia inglesa y también irlandesa. Aquí se celebra el día de San Patricio con todas las ganas.

En el trayecto del viaje la ruta está bordeada por grandes bosques hacia uno de los lados, que en esta época del año, Otoño, se van camuflando entre los verdes para virar al violeta, anaranjado, amarillo, azul y rojo, una preciosura que impacta a primera vista. Aquí los árboles cambian de color, son camaleónicos, son mágicos, son el verde que se agradece en esta gran carretera.

Boston es una ciudad bellísima. Tiene edificios enormes, pero lo que más deslumbra es la antigua arquitectura mezclada con la nueva, los viejos edificios incorporados a la ciudad mezclados con los antiguos, revalorizando aún más todo. Aquí se fundó la primera escuela pública.
Tiene un mercado público donde podes comer un sanguchito de langosta, te lo cuento a lo tucumano, porque aquí se consume mucho pescado, mucho marisco, mucha comida irlandesa, inglesa, potente, y se riega como tiene que ser, con cerveza helada artesanal.
Hay un circuito que se llama el Sendero de la Libertad, Freedom Trail, que tiene 4 km. Es un recorrido para visitar los lugares claves de la historia de Boston y de la Revolución americana, y consiste en una línea roja de 20 centímetros masomenos que está pintada en el suelo, así vas a llegar a todos los lugares donde pasaron cosas importantes.
A la salida del mercado me quedé sentada mirando un concierto de violín y chelo que estaban dando unas chicas en plena calle, aquí el arte y la cultura son muy importantes, es una ciudad llena de intelectuales, y bastante cara.

Está la Sinfónica, el Conservatorio, La Ópera, la Filarmónica, las compañías mas importantes de teatro, las mejores universidades del mundo, Harvard por ejemplo, los mejores hospitales, son carísimos ¡!! las grandes compañías de seguros y bancos.
Tiene un puerto hermoso lleno de barquitos anclados con un muelle donde podés pasar la tarde comiendo un helado riquísimo mirando las gaviotas, los barcitos de la otra orilla y la gente que se viene a sacar fotos vestidos de novios, con velo y ramitos de flores.
Hay barrios muy bellos, de calles angostas y calles en subida, llenos de árboles que se van perdiendo entre las luces de las ventanas blancas y las paredes de ladrillos.
Boston es para caminarla, descubrirla, conocer la historia, jugar con las ardillas en los parques. Tomar cerveza artesanal en algún bar irlandés, tomar sopa de camarones, y postres llenos de crema. Conocer la zona de los italianos es estar un poco en Italia, su cultura, su gente, los autos, las motos enormes por la calle. Comer en un restaurancito pasta buena como diría mi abuela . Tomar chocolate caliente, comprar chocolate, conocer como lo elaboraban en los primeros tiempos. Recorrer iglesias súper antiguas, respetar todos los credos y las ideologías.
Si alguna vez vuelvo, me encantaría participar de la famosa Maraton de Boston… escuchar a la filarmónica, caminar otra vez por la orilla del puerto y mirar un atardecer sentada en el umbral de esta casa donde hoy dije stop y claudiqué a seguir caminando.








