Salvador de Bahía-Brasil Nordeste

Por Claudia Fernández Vidal

El que no sale nunca de su tierra está lleno de prejuicios
La vida es el arte del encuentro.

Vinicius de Moraes.

Así lo aseguraba este gran poeta y compositor brasileño que vivió gran parte de su vida en una casa frente al mar en este bello lugar. Dicen también que gran parte de su obra la compuso dentro de la bañera, que tenía además vista al mar y mienstras tecleaba sus palabras en la máquina de escribir llegaban sus amigos, otros músicos, poetas y su amor, tuvo muchos, porque decía que el amor es como una llama, que dura mienstras quema y después se acaba, se apaga… y fin.


Llegué a Bahía al mediodía, tenía 25 hermosos años, y todas las ganas de conocer el mundo desde la experiencia, después llegaron los tiempos de escribir, ahora.
Nos recibió Gildo, el operador turístico, un bahiano de gran porte, camisa floreada y enorme sonrisa. Lo primero que dijimos a coro junto con mi amiga y compañera de viaje fue: Hace calorrrrr !!!! …

Eu es un país tropical contestó Gildo y soltó la carcajada. Así comenzábamos a descubrir lo maravilloso de este lugar. Humedad, calor, sol y enormes atardeceres. Recuerdo la imagen de la primera tarde desde la ventana del hotel, un mar inmenso, turquesa, con barquitos anclados en calma y un enorme sol que se perdía en un cielo anaranjado furioso.

En la avenida principal 7 de septiembre aún estaban las gradas a los costados porque una semana antes había terminado el carnaval. Después de eso todos dicen que quedan muy cansados de tanto bailar, cantar y gozar… y es que este lugar respira alegría, zamba, candomblé, capoeira, mezclado con el enorme legado cultural de razas y cultura afroamericana.

Salvador da Bahia, Brazil.

La parte más vieja que ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO es el barrio del Pelourinho, con una arquitectura colonial de base portuguesa, bellísimo, de calles adoquinadas, en subidas profundas y lleno de arte. Justamente aquí era donde en los inicios allá por el 1500 en el centro de donde hoy es una plaza o empalizada donde convergen sus callecitas, castigaban a los esclavos negros, triste historia, porque desde África llegaban los barcos con esclavos, por eso el 80 por ciento de la población es negra, por la gran descendencia y mezcla de razas, y también conservan el sincretismo en sus religiones, dando lugar a esa mixtura.

Aquí todos viven en armonía, cada uno cree en quien quiere creer y honra a su Dios, diosa o santo. Hay muchísimas iglesias de enormes estructuras y arquitectura barroca. La iglesia de San Francisco es una de las más antiguas de Sudamérica y una de las más importantes ya que en su interior está cubierta casi toda de oro.

El Pelourinho está lleno de colores en las fachadas coloniales de sus edificios y casas. Hay grupos que tocan y cantan, bailan capoeira, una danza que ha sido revalorizada porque en los comienzos era una forma de defensa.
Salvador de Bahía tiene playas increíbles de arena blanca y sedosa, palmeras enormes las bordean a casi todas.

En las esquinas de la ciudad todas las tardes, encontrás a las mulatas con sus impecables vestidos blancos de broderie, con polleras enormes y turbantes de colores, collares y aros de colores junto a sus carritos de comida típica, podes comer el famoso Acarajé, algo así como un buñuelo grande frito, partido al medio y lleno de camarones.

Todo se cocina en aceite de palma o dendé, que a veces te juega una mala pasada porque aquí no lo consumimos es un sabor nuevo. Porotos negros y rojos, mucho pescado, guisos potentes, y frutas riquísimas son algunas de las opciones a la hora de comer. Todo vale la pena probar, es nuevo, es rico.
La playa do forte, la bahía de san Antonio, la Bahía de todos los santos, Itapoá, son algunas de las playas más lindas. A mi me gustan las que tienen poca gente, mucho cielo.

El mercado modelo para comprar artesanías, donde se vendían los esclavos africanos en los comienzos, la iglesia del Bom Fin con su enorme arquitectura y la tradición de sus cintitas de siete colores, el sonido de los tambores al son del grupo Olodum, son matices para conocer y disfrutar.

Caminatas al atardecer, mirar el último sol dentro de un mar de aguas calentitas, un coco con leche de coco y ron son placeres que no se olvidan. Y danzar, y danzar.
Hay una islita a una hora de la ciudad, Itaparica que es una de las más lindas que vi, callecitas empedradas, casas mínimas y blancas, flores enormes, mucho verde, mucha historia y cultura hay ahí, y la playa es increíble, mar azulino, arena luminosa.

Podes ir a muchas playas en pequeños barquitos donde siempre hay música y tambores al ritmo de las olas del mar, a muchas llegás a la orilla nadando porque el barquito se queda varios metros antes y hay que saltar ! Una experiencia para los sentidos.
La música suena en todos lados, se respira alegria, energía positiva. La gente es amable y simpática. Las noches son impresionantes, con un cielo tapizado de enormes estrellas, un mar poderoso que conmueve, emociona, donde se refleja la luna plateada y enorme. Quedarse mirando el mar con los pies en la arena, el viento suave con aroma salado, y a lo lejos una zamba brasilera son de esos goces impagables, inolvidables.

Bahía es impresionante, cultura, razas, profunda en su catolicismo, que ha sabido transformar lo triste de los primeros inicios en alegría y candombe.
Cantamos ? …

O que será que será, que andan suspirando en las alcobas, que andan susurrando en versos y trovas … Chico Buarque ( samba )
Que será? Que será? … es Bahía y sus encantos que nos dejan remembranzas y saudades, y ganas de volver alguna otra vez.
Voilá.

Publicado por calaviajera

Claudia Gabriela Fernández nació en la provincia de Tucumán. Diseñadora de Interiores de la Facultad de Artes de la UNT. Chef. La escritura es un camino que decidió incursionar frente a grandes interrogantes que se fueron sucediendo en su vida. Asistió y participó de talleres y antologías en la provincia de Tucumán. Su primer relato seleccionado fue en el año 2015 para Editorial Dunken en el libro A la Luz de los Caireles. En el año 2017 obtuvo la mención especial en el primer concurso de cuentos Eduardo Perrone organizado por el colectivo cultural independiente ESCUCHARA. En octubre de 2018 presentó su primer libro, POCHO Y LA UBALDINA UN PÌCARO DUENDE SOÑADOR, audio libro que va acompañado por una obra de marionetas. Proyecto con el que incursiona en escuelas y colegios con presentaciones para niños. Participó de la Expo Libros Salta en el Cabildo en el 2019 invitada a presentar también allá su libro. Cursó un postgrado de Escritura y Creatividad en la FLACSO Argentina, Facultad latinoamericana de ciencias sociales, una Diplomatura de cine argentino ficción y realidad en la UBA, y un taller de Dramaturgia que le ha dado las herramientas para el próximo proyecto, una comedia teatral. En diciembre de 2019 presentó su nuevo libro Historias Mínimas de un día Cualquiera en la casa Succar.

Deja un comentario