Por Claudia Fernández Vidal
Todo este viaje por la Quebrada nos va quedando impregnado en el cuerpo y los sentidos. Sobre todo eso, los sentidos, sentir, dejar ser, despertar… todo es simple por estos lados, sin muchas vueltas, y así van quedando sus tradiciones ancestrales desde tiempos remotos que seguirán permaneciendo en cada uno de los que viven por aquí, en su música, desde sus charangos, sikuris y quenas nos irán trayendo con su música todo eso que nunca se olvida.
Toda la Quebrada ha sido declarada Patrimonio mundial de la Humanidad por la UNESCO en Paris en el año 2003. Mucha historia ha pasado por estos pueblitos.

Uquia, chiquito y hermoso, con su placita como de maqueta, sus calles empinadas hasta la montaña, su gente silenciosa y su encantadora iglesia de adobe, nos deslumbra con sus pinturas de los Ángeles Arcabuceros de la escuela Cusqueña del siglo XVII.
Por el camino llegaremos también a Huacalera, al que muchos llaman “ el pueblo olvidado de la Quebrada “ tal vez porque ha quedado como detenido en el tiempo, pero por donde ha pasado parte de la historia Argentina, y también nos regala el monolito del Trópico de Capricornio, que marca el punto medio del Hemisferio Sur, pero te cuento que no siempre estará justo ahi, porque la tierra se mueve, se corre, gira.

Llegar a Humahuaca es sumergirse en sus calles angostas, empedradas algunas, de tierra colorada, con bolsos, ponchos y gorros de lana y colores luminosos que tejen los artesanos, con perros vagando por todos lados, con changuitos de carita quemada por el sol, que te cantan una copla por la voluntad.

La plaza llena de árboles de sombra profunda, para quedarse a dormir una siesta en alguno de sus bancos, agradeciendo el vientito helado que te acaricia la cara. Del campanario de la iglesia todos los días al mediodía, sale a dar su bendición el Santito de madera, y todos se quedan ahí esperando su manito bendecidora.

Humahuaca es belleza es sus cerros, colores profundos, sabores ancestrales. Quinoa, papas andinas, batatas coloradas, choclos blancos, mazamorra, guiso de llama… de todo eso poder encontrar y como siempre sos vos el que decide probar o no.El enorme monumento de los Héroes de la Independencia resalta desde su lugar, con sus inmensas escaleras y con la figura destacada de un enorme indio al frente.

La Quebrada es inmensa, y más inmenso es el silencio que se agradece en un mundo lleno de cosas que hacen ruido sin sentido.
Silencio, belleza, colores intensos, vientos lujuriosos, amaneceres helados… eso es la Quebrada, y a veces no hace falta más.
Buen Viaje si así lo querés.





Pueblitos quebadeños.Leerlo es visitar esos misteriosos lugares, sentado en un sillón.
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