Por Hilda Palermo

Siempre admiramos los tulipanes en jardines, florerías, adornos florales, etc, pero nunca nos hemos puesto a pensar ¿de dónde vienen?. La mayoría asegurará que vienen de Países Bajos, pero no es así.
Su verdadero origen está en los montes de Asia Central, en la región del Tien Shan y Pamir Alay, rodeada de Afghanistan, Pakistan, Tajikistan y la parte oeste de China.

De aquí es que se extendieron hacia el Cáucaso y la península de Anatolia dentro del Imperio Otomano.
La palabra TULIP deriva del vocablo persa TURBAN, ya desde antes del año 1000 se cultivaban tulipanes silvestres y de consideraban parte de la cultura visual otomana, encontrándose en la cerámica, textiles, alfombras, etc. además, ilustraban sus manuscritos, consideraban que la flor los protegía de los malos espíritus, eran sus talismanes.
El diseño de los jardines otomanos era influenciado por los diseños de los jardines persas que luego fueron a toda Europa occidental, además de empezar a domesticar la flor del tulipán.


Sin embargo, en la historia del arte, esta flor se asocia a la época dorada del arte holandés, marcada por una gran prosperidad económica, descubrimientos científicos, florecimiento de arte y cultura y el tulipán se convirtió en el sello característico de la época, aunque no se sepa quién y cuándo llegó el primer tulipán a Holanda; solamente hay indicios que vino del Imperio Otomano alrededor del SXVI.
Esta etapa coincide con la aparición del calvinismo que influenció en la religión, artes, pintura, decoración y la popularidad del tulipán, llegando a ser una flor muy cara que obligaba a los artistas a copiarla de reproducciones, debido también a que es una flor de corta duración, máximo dos semanas.

Es interesante precisar que, en el SXVIII, el Imperio Otomano pasó por lo que se conoce la Era del Tulipán, la flor se convirtió en símbolo de la Corte y de la nobleza, el lujo y la prosperidad.
En el SXIX, el conocimiento del tulipán se había extendido por casi toda Europa, asociaban la flor como símbolo de la primavera, convirtiéndose la región de Holanda en los Países Bajos, como el primer lugar de cultivo.



Monet inmortalizó estos momentos en sus pinturas, al extremo que dijo que era imposible pintar los verdaderos colores de las flores con los colores de su paleta. Manet y Cézanne también inmortalizaron las escenas de primavera y las adaptaron como sus propios estilos.
En el arte nativo americano, también encontramos tulipanes, año 1600, especialmente en tallados, textiles, cerámica, pintura y moldes de mantequilla. La parte holandesa de Pennsylvania, integrada por inmigrantes alemanes protestantes, también utilizó al tulipán como motivo principal de su arte, especialmente en los bordados. Sin embargo, en lo que más destacaron fue en unos trabajos en papel, pintados con tinta y acuarelas, que parecían ilustrar los antiguos manuscritos y así adornaban sus documentos, partidas de nacimiento, matrimonio, etc.

En el SXX, la figura del tulipán sufre algunas transformaciones. En 1911, el arquitecto Frank Lloyd Wright, completa un diseño muy especial para el Hotel Geneva en Wisconsin, especialmente en las ventanas del edificio con motivos geométricos basados en los tulipanes. Asimismo, el arquitecto y el diseñador Eero Saarinen, presenta las mesas y sillas en forma de tulipán y la fábrica Knoll International. La innovación fue un pedestal en lugar del tallo de la flor.


